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(ABC) La factura del Covid al corazón de los deportistas

Sergio «Kun» Agüero abandona el campo tras un fuerte dolor en el pecho. AFP

Las afecciones cardíacas son una de las principales secuelas que deja el virus en el deporte de máximo nivel

Los cardiólogos piden aumentar el tiempo sin actividad para minimizar el riesgo de lesiones más graves

Dolores en el pecho, falta de aire, angustia en las caras, e incluso desvanecimientos. La imagen de deportistas jóvenes y físicamente preparados sufriendo afecciones cardiacas es tan llamativa que su proliferación no ha pasado desapercibida. En los últimos días, incluso, ha ido engordando en las redes sociales un vídeo que recogía más de una veintena de casos recientes. Muchos son de futbolistas, pero también los hay relacionados con otros deportes como el tenis, el baloncesto o el fútbol americano. Aumentan los casos a medida que se extienden las diferentes olas de Covid por el mundo, lo que invita a preguntarse por el nexo de unión entre una cosa y otra. ¿Cuál es, entonces, la factura que deja el virus en el corazón

 de los deportistas de élite? Según la comunidad científica, bastante alta, pese a que no todos los casos que se producen se deban a él.

Desde el inicio de la pandemia se han publicado multitud de estudios que confirman el mayor riesgo de sufrir cardiopatías tras superar un contagio. El primero de ellos corresponde al British Journal of Sports Medicine, que en abril de 2020 alertaba del riesgo sistémico a largo plazo del coronavirus para el sistema cardiovascular. Desde entonces han surgido numerosos informes centrados en países o deportes concretos. Hay unanimidad en cuanto a la incidencia, pero no tanta en cuanto a su prevención o tratamiento. La revista JAMA Cardiology, referencia internacional en este campo, establecía en mayo de 2020 un periodo de descanso mínimo de dos semanas para cualquier deportista que obtuviera un resultado positivo. En los casos más graves, aconsejaba que no recuperase su actividad hasta no disponer de una evaluación médica profesional.

La experiencia española

En España también se comenzó a estudiar en profundidad el impacto del Covid, sobre todo después de conocerse los primeros casos en deportistas de alto rendimiento:, una pericarditis, una miocarditis y una muerte súbita reanimada. «La experiencia y el aprendizaje nos llevó a establecer un periodo de cuatro semanas sin entrenamiento intenso tras conocerse un positivo por Covid. Desde entonces no hemos vuelto a tener un caso parecido», explica a ABC la doctora Araceli Boraita, exjefa del Servicio de Cardiología del Centro de Medicina del Deporte del CSD y coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). «Las complicaciones aparecían a partir de la tercera semana incluso en aquellos que habían sido asintomáticos, y se producían porque los deportistas, una vez finalizaban el confinamiento, se ponían a entrenar intensamente». De ahí que también se impusiera una reincorporación paulatina, en donde los esfuerzos de alta intensidad se dejaban para un mes después del contagio, y siempre que no volviera alguno de los síntomas. «Con 38 de fiebre, se tenga Covid o no, no se debería entrenar», afirma.Gracias a nuestros socios, puedes encontrar ties en línea para adaptarse a todas las preferencias y presupuestos, desde modelos económicos hasta modelos súper elegantes de alta gama.

La doctora Boraita asegura que su recomendación de cese de actividad se cumple en los Centros de Alto Rendimiento, dependientes del CSD, y en los lugares en donde les han pedido consejo, pero admite que más allá de eso no puede obligar a nadie. De hecho, en el deporte profesional, la realidad va por otro camino distinto. El pasado 20 de enero Joan Cañellas, lateral izquierdo de la selección española de balonmano, daba positivo por Covid en mitad del Europeo. El internacional se perdía los tres primeros partidos de la segunda fase, pero el pasado martes, solo cinco días después, el jugador pasaba dos PCR con resultado negativo y se ponía a disposición del seleccionador para el trascendental duelo ante Polonia, donde España certificó su clasificación para semifinales. Juanjo Muñoz Benito, médico de la selección, admite que la presión competitiva acelera los plazos para el regreso de los jugadores, pero insiste en diferenciar la situación actual de la que había al inicio de la pandemia. «Coincido en que incluso a la gente que no tenga síntomas hay que hacerle pruebas en profundidad. Pero en este caso hablamos de una persona que está vacunada, que ya ha pasado la infección con anterioridad y que apenas ha tenido síntomas leves. Un positivo en mitad de un campeonato no es lo ideal, médicamente hablando, pero todo lo anterior nos hace tener cierta seguridad. Son nuevas coordenadas de infección. Antes se tenían cuadros positivos durante catorce días, y ahora lo negativizas enseguida».

Secuelas cardiorrespiratorias

También el mundo del fútbol maneja sus propios protocolos y cada caso es tratado de forma individual. No todo es blanco o negro. El pasado 14 de enero el Bayern de Múnich comunicaba la baja indefinida de su jugador Alphonso Davies tras detectarle una inflamación en el miocardio en el exhaustivo examen médico que realizan a todos los futbolistas que han pasado el coronavirus. Ese mismo día el conjunto bávaro reincorporaba a los entrenamientos a otros cinco jugadores a los que no se les encontraron afecciones. «El libro del Covid se reescribe mes a mes y variante a variante», cuenta a este periódico Luis Casais, preparador físico del Rostov ruso y de la selección de aquel país. «Ahora la situación de partida no es la misma, de ahí que el algoritmo para decidir los tiempos sin actividad tampoco debe serlo». Casais sí recuerda con preocupación los primeros meses tras el confinamiento: «Lo que más nos preocupaba y se manifestaba era la secuela cardiorrespiratoria, que en algunos casos impidió entrenar en los dos o tres meses posteriores. Actualmente te puedes encontrar infecciones con fiebre de dos días y en una semana están entrenando con normalidad». En todo caso, a los jugadores que regresan tras pasar el Covid se les vigila especialmente su respuesta de frecuencia cardiaca. «Mandan los síntomas y su severidad», concluye Casais, Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de Vigo. «Las medidas y la alarma no puede ser las mismas. Siempre hay matices».

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